sábado, noviembre 22, 2008

Resultados de nuestra encuesta sobre la venta de PEMEX




Respuesta
%
Constituye un saqueo, hay que impedirlo como sea
58%
Es un acto de corrupción gubernamental, sólo ellos se beneficiarán
20%
Será un gran beneficio para todos los mexicanos, generará riqueza
12%
Beneficiará sólo a una minoría, generará mayor desigualdad
7%
Beneficiará a algunos, pero se generarán empleos
3%
176 votos

Sobre los fondos de retiro en México

México SA

Carlos Fernández-Vega 
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx

■ Continúan las pérdidas en los fondos para el retiro

■ Caída del PIB y de la actividad industrial

Cada día más nerviosos (léase al borde del infarto) por los negros resultados ofrecidos por las siempre amables “administradoras” de sus fondos de retiro, millones de trabajadores voluntariamente a fuerza inscritos en una Afore observan cómo se deteriora su perspectiva de jubilación: convidados de piedra (ellos aportan el dinero, pero no deciden cómo ni dónde se invierte) en este exquisito negocio de unos cuantos, en junio esos trabajadores registraron una “minusvalía” (término favorito de los técnicos para describir las pérdidas) superior a 50 mil millones de pesos, un monto que al cierre de octubre pasado se incrementó a casi 65 mil millones.

Nadie ha metido la mano para frenar el deterioro. Ningún plan “contracícilico”, ninguna institución pública y, aunque parezca increíble, ningún discurso oficial ha metido la mano o la voz para paliar la caída, en sentido contrario de lo hecho por el gobierno en los casos de grandes corporativos especuladores en problemas, como la Controladora Comercial Mexicana, de cuyo “rescate” ya se encargó Nacional Financiera.

El problema se agudiza cuando se sabe que casi siete de cada 10 cuentas de los trabajadores “aforados” no registran movimientos, están “inactivas” (término oficial que debe entenderse como desempleo, subempleo o informalidad del “beneficiario”), o lo que es lo mismo al no aumentar la inyección de dinero fresco, el ahorro acumulado se consume a ritmo de crisis.

En vía de mientras, va un paseo por el comportamiento del mercado de las Afore en el primer semestre del año, cortesía del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados: los ingresos de las Administradoras ascendieron a 7 mil 352.7 millones de pesos, monto mayor en 2.2 por ciento al obtenido en el mismo periodo de 2007; los gastos y obligaciones ascendieron a 6 mil 338.3 millones de pesos, 2 por ciento más que el registrado en enero-junio de 2007. Resultado de lo anterior las Afores alcanzaron una utilidad neta de mil 14.4 millones de pesos, cifra mayor a los 980.8 millones que en el mismo renglón obtuvieron en el citado lapso de 2007. De 2003 al primer semestre de 2008, las utilidades netas de las Afore superaron los 18 mil millones de pesos.

No obstante el incremento en el flujo de aportaciones a las Afore, el saldo de los recursos administrados por las Afore en el periodo de referencia creció apenas 2 mil 522.6 millones de pesos (0.3 por ciento), al pasar de un saldo de 822 mil 175.3 millones de pesos al cierre de 2007 a 824 mil 698 millones al final del primer semestre de 2008, “debido a la volatilidad e incertidumbre de los mercados financieros, situación que provocó una disminución en los rendimientos netos de las Siefores básicas”.

Durante el primer semestre de 2008, dejaron de operar la Afore Santander, Actinver y de la Gente, las dos primeras fueron adquiridas por Afore ING y Metlife, respectivamente, en tanto que Afore de la Gente, que pertenecía al Banco del Ahorro y Servicios Financieros (Bansefi) dejó de operar y su cartera fue adquirida por el Pensionissste, institución que manejará las cuentas individuales del nuevo régimen de pensiones de los trabajadores del sector público; este hecho implicó que al cierre del primer trimestre de 2008 operaran sólo 18 administradoras de fondos para el retiro. Con las fusiones realizadas en la primera mitad del año, las Afore Banamex, Bancomer e ING administran en conjunto 40.3 por ciento del mercado potencial de cuentas individuales para el retiro.

De acuerdo con la cobertura de mercado ocho administradoras de fondos para el retiro (Banamex, Bancomer, ING, Banorte Generali, Santander, Inbursa y Siglo XXI) acaparan 80.4 por ciento del mercado potencial, este indicador muestra una mayor concentración del mercado, ya que al cierre de 2007 esta proporción era cubierta por 10 Afore.

De los 38 millones 908 mil afiliados, 38.8 por ciento, que equivale a 15 millones 85 mil, corresponden a cuentas que se encuentran en actividad y el restante 61.2 por ciento (23 millones 823 mil), son cuentas que no presentaron actividad durante el primer semestre de 2008. En el mismo periodo, se cancelaron 141 mil 506 cuentas que no registraban recursos por ningún concepto (cuentas con saldo cero). De acuerdo a su composición por sexo, del total de afiliados en las Afore 36.56 por ciento en promedio corresponden a registros de mujeres y el restante 63.44 por ciento son hombres. El salario promedio de las mujeres fue de 3.4 veces el salario mínimo del Distrito Federal; el de los hombre fue de 4.1 veces.

En el periodo las Afore recaudaron (aportaciones obrero patronales, y voluntarias, cuota social del gobierno federal e intereses generados) 44 mil 43.4 millones de pesos; sin embargo, el saldo de los ahorros de los trabajadores que administran las Afore crecieron 2 mil 522.6 millones de pesos, al pasar de 822 mil 175.3 millones al final de 2007 a 824 mil 698 millones al cierre de junio pasado. Lo anterior “debido a la volatilidad de los mercados financieros internos y externos. Al cierre del primer semestre de 2008, el saldo de la subcuenta de vivienda, administrado por INFONAVIT y FOVISSSTE, ascendió a 405 mil 580.50 millones de pesos, 8.05 por ciento más que el registrado al finalizar el primer semestre del año previo”.

Con las modificaciones al régimen de inversión se autoriza la ampliación de dos a cinco el número de Siefores Básicas; con esta nueva modalidad se permite que las inversiones se realicen de acuerdo con la edad del trabajador; por ello, en la Siefore Básica 5 estarán los ahorros de los trabajadores más jóvenes, ya que su ahorro es de un mayor horizonte, por lo que podrán contar con un régimen de inversión más abierto y con mayor rendimiento en el largo plazo. En contraste, los ahorros de los trabajadores de 56 años y más se invertirán en la Siefore Básica1 y sus ahorros serán invertidos en un fondo de perfil “más conservador”.

Con los cambios al régimen de inversión, al cierre del primer semestre de 2008, el portafolio de inversión de las Siefore se encuentra distribuido de la siguiente manera: 61.3 por ciento de los ahorros de los trabajadores están invertidos en deuda gubernamental (Cetes, Udibonos, BPAS y Bondes, principalmente); 16.6 por ciento en el sector privado para financiar construcción y ampliación de activos fijos del sector hotelero, industrial, transporte, vivienda y alimentos, principalmente; 6.5 por ciento en deuda externa y 15.6 por ciento en instrumentos de renta variable.

Las rebanadas del pastel

La sacudida ya se manifiesta en el comportamiento del producto interno bruto: en el tercer trimestre de 2008 “creció” 1.6 por ciento, el más famélico de los últimos 30 meses, con resultados de por sí raquíticos. Y el sector en el que no hace mucho se tenían todas las esperanzas para que éste fuera un país de vanguardia, el industrial, cayó 1.3 por ciento. ¡Ah!, el “catarrito”.

sábado, noviembre 01, 2008

Sobre las Afores en México

México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mxcfv@prodigy.net.mx

■ De nuevo las Afore

■ ¿Intervendrá el gobierno?

Otra vez los fondos de ahorro de los trabajadores y sus “minusvalías” (término oficial para no llamar pérdida a la pérdida), que en 2008, hasta septiembre, acumulan alrededor de 53 mil millones de pesos. Dichas “minusvalías” contrastan con las ganancias (aquí sí le llaman cereza a las cerezas) recolectadas, vía comisiones, por los dueños de las citadas “administradoras”.

Miles de millones de pesos (que siempre sí había) han salido de las arcas públicas para “apuntalar” (eufemismo oficial por “rescatar”) a los grandes consorcios bancarios, productivos y comerciales con “problemas de liquidez”, “deuda en dólares pagadera en el corto plazo”, “desajustes cambiarios” por especular en el mercado de derivados, etcétera, etcétera. Ni un solo centavo para contener la pérdida (léase “minusvalía”) del ahorro de los trabajadores.

Que “ya se recuperarán las minusvalías”, grita a coro el “sistema PAN”; cuentas claras e intervención gubernamental exigen los que a veces, según amanezca, son oposición y en otras cogobierno, mientras 62 por ciento de los trabajadores “aforados” tienen ingresos que no pasan de 175 pesos diarios y que en el mejor de los casos recibirán migajas de su ahorro.

Voraces dueños de las Afore que nunca pierden, por muchas “minusvalías” que los trabajadores –convidados de piedra en el negocio– reporten. A pesar de que sólo poco más de 15 millones de cuentas de ahorro para el retiro permanecen activas, los afilados colmillos de los barones del ahorro (ajeno) se clavan, vía comisiones, en el total de las casi 39 millones de cuentas que están registradas (62 de cada 100 de ellas permanecen sin flujo, inmóviles, porque el titular perdió el empleo y se fue a la informalidad, pero al “aforador” le vale un cacahuate y cobra comisión).

En riguroso promedio, al llegar el momento de pensionarse cada trabajador “aforado” acumularía un ahorro cercano a 23 mil pesos, más casi 11 mil por vivienda. A cada uno de ellos el primer monto le garantizaría una pensión cercana a mil 700 pesos anuales (según la tasa de rendimiento oficialmente reconocida), algo así como 140 pesos mensuales. El segundo no serviría ni para rentar una tienda de campaña.

Triste, por no decir indignante, realidad que reporta “la gran solución social al México moderno de hoy”, según bella frase de ocasión pronunciada por Ernesto Zedillo en 1997, cuando dio el banderazo de salida a este esquema, que remató así: “por fin tenemos un sistema de pensiones para el futuro, moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo, que desde el momento mismo de su puesta en marcha está dando resultados favorables a los trabajadores y a la economía nacional… Se salvaron pensiones presentes y futuras de los trabajadores de México”.

Pues bien, la “salvación” y la “solución definitiva”, lejos de dar tranquilidad, reposo y bienestar a los trabajadores, ha generado un cada vez más peligroso nerviosismo, por no decir encabronamiento, de los millones de mexicanos que obligadamente fueron subidos a este tren.

Retomo un detallado análisis que sobre el tema elaboró (mayo 2008) el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados: en los primeros 10 años de operación, los ingresos de las Afore, por el cobro de comisiones, se incrementaron a una tasa media anual de 13.15 por ciento, de tal suerte que en el periodo ascendieron a 120 mil millones de pesos. De 1998 a 2007, las Afore acumularon utilidades netas por 28 mil 500 millones de pesos, mientras los trabajadores pagaron hasta 23 centavos por cada peso que aportaron para su pensión. En términos porcentuales, de 1998 a 2007 la utilidad neta de las Afore creció a una tasa media anual de 24.11 por ciento; mientras que el rendimiento de las cuentas de los trabajadores apenas fue de 2.7 por ciento, una diferencia de nueve tantos a favor de las utilidades empresariales.

En una fecunda década para los propietarios de las Afore, el ahorro de los trabajadores que ellos “administran” pasó de representar 2.8 por ciento del PIB en 1998 a 12.2 por ciento al cierre de 2007 (un incremento de 4.35 veces en el periodo), equivalente a casi un billón 200 mil millones de pesos.

Como suele suceder en la “moderna” economía mexicana, al cierre de 2007 cuatro Afore (dos extranjeras, dos nacionales) se quedaron con la rebanada más gruesa del pastel: Banamex (Citigroup, estadunidense), Bancomer (BBVA, española), Inbursa (Carlos Slim) y Profuturo GNP (Alberto Bailleres), la más onerosa del sistema, concentran 57 por ciento del mercado, con 679 mil millones de pesos.

Una segunda rebanada, no tan gruesa como lo anterior, pero igual de suculenta, quedó en manos de otras seis Afore (cuatro extranjeras y dos de capital nacional y foráneo), con 35 por ciento del mercado, equivalente a 418 mil millones de pesos. Ellas son Banorte Generali (mexicano-española), ING (holandesa), Santander (española), Siglo XXI (IMSS-Prudential Financial, estadunidense), HSBC (británica) y Principal (estadunidense). Las 11 Afore restantes se repartieron la rebanada más delgada, pero resultona: 8 por ciento del mercado, o lo que es lo mismo, alrededor de 100 mil millones de pesos en ahorro de los trabajadores. Incluso se dan casos como el de la Afore Scotia con sólo 0.1 por ciento del total y la Afore De la Gente (así se llama) con apenas 0.02 por ciento.

Lo mejor del caso es que las 10 Afore que concentran (unas más que otras) 92 por ciento del mercado resultan las más caras para los trabajadores, las que mayores comisiones cobran. Así, Profuturo GNP, del empresario Forbes Alberto Bailleres, ocupa la primerísima posición en lo que a costo para los ahorradores significa: 2.6 por ciento; le siguen dos trasnacionales: Banamex, propiedad de Citigroup, y la española Santander, con 2.2 por ciento; ocupa el tercer escalón la Afore que originalmente “administraba” el IMSS y que ahora lo hace de la mano de la estadunidense Prudential Financial, con 2.1 por ciento, ligeramente por arriba de la británica HSBC y la estadunidense Principal, con 2 por ciento en cada caso, quienes superan a la mexicana-española Banorte Generali y a la española BBVA (1.7 por ciento). Las demás están por debajo de esta cota.

Entonces, ¿intervendrán hasta que, como acostumbran, les estalle la bomba en la cara?

Las rebanadas del pastel

En campaña lo prometió para los mexicanos de a pie; ya en Los Pinos cumple, pero no a ellos, sino a sus clientes favoritos: “anuncia Calderón programa energético para industriales; los empresarios podrán pagar una tarifa fija anual por electricidad y acceder a un contrato de cobertura en compra de gas para estar protegidos de variaciones del precio de ambos energéticos”. La pelusa, pues, que se joda.


Fuente: La Jornada (01/11/2008)

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