martes, septiembre 12, 2006

Un artículo de Elena Poniatowska

"Romance de Evo Morales con una indígena de Amealco
por Elena Poniatowska — Última modificación 12/09/2006 17:49

En la Plaza de Armas de Querétaro se juntaron a las diez de la mañana mujeres indígenas de la Unión de Mujeres Indígenas y Campesinas (UMIC) con sus vestidos de brillantes colores, amarillo, guinda, azul rey y sus sombreros de hombre muy bien calados.

A punto de empezar un ayuno que terminaría a las diez de la noche, me llamó la atención lo bien organizadas. Sentadas a la sombra de los tupidos laureles de la India que bordean la plaza (porque el gobierno que prohibió la manifestación que sólo consistía en el ayuno pero a las seis de la tarde montó un techo de lona bajo el sol aun inclemente) conocí a María Luisa Reséndiz Hurtado, presidenta de la Unión de mujeres indígenas y campesinas de Amealco, a Martha Aurora Pérez Zaid, Jesús Coca, economista, de apellido turco que como agrónomo ha ayudado a fertilizar las tierras queretanas que entre más rojas son más ácidas, a Emma Pérez Nieto, a Ángeles, a Adela Frías Rangel, a Guadalupe Segovia y otras mujeres que llevan 19 años trabajando en la comunidad de La Loma y Jesús María y constituyeron en La Griega una comunidad de 60 hombres y mujeres, al que fueron uniéndose muchos más de otros municipios y hasta municipios enteros.

Así han crecido hasta formar una asociación de más de 3 mil personas entre Tolimán, Pedro Escobedo, Huimilpan, El Marqués, Colón, Tequisquiapan, Querétaro, San Juan del Rió y Amealco que conforman la UMIC que ha ayudado a la independencia económica y social de muchas mujeres que hoy se reúnen libres y soberanas para apoyar a Andrés Manuel López Obrador con su huelga de hambre.

Todas sonríen cuando no ríen. En sus comunidades hacen papel reciclado con nopal, piña, mango, calabaza de castilla que tiene una textura amarilla y me regalan una canastita de jabones de glicerina en forma de flores y animalitos así como una carpeta primorosamente bordada a punto de cruz. Las mujeres del estado de Querétaro son bordadoras y en algunos lugares han fundado panaderías.

El de la UNIC es un trabajo continuo de muchos años a través de talleres, conferencias sobre derechos humanos, consejos, clases de historia, higiene y buena alimentación. Quizá lo principal sea la liberación de varias mujeres que ya no se dejan del marido o del padre, saben que tienen el mismo derecho a la educación que sus hermanos, buscan hacer una carrera, ya no sienten miedo y obligan a su familia a cambiar de criterio.

Tal es el caso de Martina de Miguel Ochoa de Jesus María del Municipio del Marqués de Querétaro que tiene una historia extraordinaria porque venció los prejuicios de su suegra y su marido y el de Alicia Suárez Araiza que no pertenece a la UNIC y es de Tlacote el Alto, donde el agua hace milagros.

Hija de campesinos queretanos 100 por ciento que tenían terrenos de temporal y sembraban frijol y maíz, hortalizas y flor de calabaza para consumo de la casa, Alicia de cabello rubio vendíó flores para pagarse la escuela y estudió hasta la Preparatoria. No entró a la facultad de leyes en la universidad porque tenía faltas de ortografía.

Ahora es dueña de salón de belleza en Querétaro y aunque sabe que el príncipe azul no existe y espera meterse a estudiar derecho porque a través de la lectura ha mejorado su ortografía. Guadalupe Segovia, su amiga de mayor edad, la apoya como apoyó a Cárdenas y ahora a López Obrador porque quiere una elección transparente.

"Que el hombre que llegue a cruzarse el pecho con la bandera de nuestra patria sea un hombre de honor, hay algo que se ha olvidado en el país: el honor, sobre todo en los políticos. El honor lo tenemos ahora nosotros en nuestra lucha".

María Isabel Gándara me pregunta qué pasa con la UNAM y el Poli. "He visto muy poca presencia de los estudiantes en la ciudad de México. Tal vez apoyan a título personal y eso a mí, después de conocer el 68 y el 85, me extraña. Ojalá que se den cuenta que su presencia es de vital importancia"
El ayuno

Aun no cala el hambre. La huelga apenas empieza. Lucinda Ruiz Posada lee un texto de Hugo Gutiérrez Vega que no pudo asistir: "México vive un momento de crisis que va más allá de la coyuntura electoral. Es claro que las muchas irregularidades que mancharon el acto cívico del 2 de julio nos obligan a insistir en que debe realizarse un nuevo conteo. Por eso el grito de voto por voto, casilla por casilla, recorre el país entero, y es una exigencia ciudadana que ni el Tribunal Federal Electoral, ni el candidato del PAN, ni el gobierno de la República, ni los empresarios, los banqueros, los dueños de los medios y el clero pueden soslayar. El régimen ha hecho ya uso de la fuerza para la limpieza del proceso electoral. Su policía preventiva golpeó a varios legisladores perredistas e impidió que los miembros de la Coalición se apostaran en una tienda de campaña que planeaban colocar en una banqueta cercana a la entrada del Congreso de la Unión".

Este hecho nos preocupa hondamente, pues indica que los poderes estatales y fácticos están dispuestos a reprimir al movimiento de resistencia civil pacífica.

Digo que esta problemática va más allá de la coyuntura electoral, porque se está convirtiendo en un movimiento social que encabezará todas las reclamaciones de nuestro pueblo, y buscará la instauración de la igualdad, la justicia social, y la verdadera democracia.

Es menester cuidar este movimiento, evitar las imprudencias, anular a los provocadores, para que, como decía el presidente de Chile Salvador Allende: "más temprano que tarde se abran las grandes alamedas por donde pase el hombre nuevo".

Después Lucinda nos lee a Ramón López Velarde, a Enrique Gonzalez Martinez, y al poeta de sus preferencias Carlos Pellicer y se emociona hasta las lágrimas con: "Entre todas las flores, señoras y señores / es el lirio morado el que más me alucina".
María Luisa, el amor de Evo Morales

Entre las oyentes destaca una mujer fuerte, baja y delgada, muy bella, de rasgos indígenas y blusa bordada: María y las demás me miran y luego la miran a ella, codeándose.

—Ándale, cuéntale, cuéntale —insiste Martha Aurora Pérez Said que por lo visto tiene mucha ingerencia sobre las demás.

Sin saber en la que me estoy metiendo, repito : "Si cuénteme, por favor".

—Es que ella fue novia de Evo Morales —informa Martha Aurora muy animada.

—¿El actual presidente de Bolivia?

—Si, ése mero. Que le traiga su álbum para que vea las fotografías, ándale ve a traerle las cartas que te escribió, ándale, al cabo tu casa está cerquita.

Mientras hojeo el album y veo a Evo Morales abrazándola, Evo Morales sentado en la cama, Evo Morales (por cierto muy guapo) en traje de baño de pie y luego tirado sobre la arena, Evo Morales los brazos abiertos, Evo Morales chupando un helado, Evo Morales riendo a plenos dientes, Evo Morales acinturando a Maria Luisa, Evo Morales su cara pegada a la de esta mujer que además de enamorada se la parece físicamente, Evo Morales los pies en el agua, Evo Morales de perfil, Evo Morales mirando fijamente hacia la cámara.

Recorro con la vista las cartas que ya parecen sudarios de tan leídas y que hablan sobre todo de la lucha y de reuniones en Viena, en París, en Lieja, en Berlín. Cada vez que exclamo: "¡Qué hombre tan guapo!" María se esponja de orgullo y Martha Aurora me cuenta orgullosa que María Luisa y ella conocieron a Evo en el 91 cuando fueron al Encuentro Intercontinental de 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular en Guatemala.

María Luisa (a quién le dice simplemente María como también le dice Evo) viajaba por primera vez en avión fuera de su país y el segundo día de reunión, ella y sus compañeras de viaje platicaron con un hombre muy guapo y muy interesante que les habló del problema de la producción de la hoja de coca en Bolivia y aseguró que la hoja de coca era igual para los bolivianos que el maíz para nosotros y que la CIA quería quitar los cultivos.

Al terminar, María les dijo a sus compañeras; "El hombre que habló con nosotros me dijo al final "nos vemos mañana", pero no le contesté nada". Al día siguiente sus compañeras le preguntaron: "A ver María, ¿cuál es el hombre que te dijo que mañana se ven?". Resultó que era el guapo con el que habían platicado: "¿Qué le contestaste, María?" "Nada". Entonces Martha Aurora insistió: "Date la vuelta, camina donde está ese hombre y pregúntale: "¿A qué hora?". "Ve y haz lo que te decimos". Maria se acercó y le dijo "¿A qué hora?" y él le dio cita.

Todas alborotadas se fueron al hotel, durmieron un rato, "la bañamos, la perfumamos, la peinamos, hicimos todo, porque además María, en esa época, tendría unos 32 años, no tenía novio, vivía en La Loma, y era todo un acontecimiento que ese hombre guapo la hubiera citado. La arreglamos muy bien y a las 7.30 que él había quedado en la plaza, llegamos todas, la dejamos y a la media hora María regresó a avisarnos que el hombre no se había presentado. Fue terrible porque todas estábamos apenadas de haberla motivado. La habíamos arreglado y todo para que Evo no apareciera".

Pasaron dos días y las alegres comadres de Amealco se enteraron que después de una gran borrachera, los dirigentes amanecieron crudos y por eso Evo no llegó.

"El día de regreso a México en el aeropuerto después de haber pasado por Antigua, ya se me había medio olvidado el desaire —continúa María— cuando en la fila para salir, él me vio y se disculpó: "Dime dónde te encuentro" Le di la dirección de Mari Carmen aquí en Querétaro porque allá en La Loma no llegan las cartas. Bueno, ahora llegan pero antes no. A partir de ése momento nos escribimos muchas cartas.

—¿Las vas a publicar en un libro?

—No, no sé. Desde 1991 cargo una fotografía suya en mi bolsa. Así estuvimos escribiéndonos mucho tiempo y en el 93 vino. Nos encontramos en México y luego nos fuimos a la playa.
Noches de amor

"María Luisa era virgen —continúa Martha Aurora— y Evo no tenía dinero. Desde entonces él era muy famoso en el movimiento indígena en América Latina y en Europa y viajaba mucho pero como delegado lo invitaban a todo y nosotros ahorramos para pagar dos boletos de avión a Puerto Escondido. Evo Morales vino a Querétaro, recorrió los 30 grupos de la UMIC junto con María, a todos les explicó lo que era el problema de la hoja de coca en Bolivia, enseñó videos de Cochabamba, habló de la gloria que significa ser indígena, se encontró con Rigoberta Menchú porque en el 91 en Guatemala la había postulado al Premio Nobel de la Paz, estuvo viviendo en casa de María una semana, conoció a sus papás, asistió a las posadas, anduvo con el economista y agrónomo Jesús Coca viendo el fútbol, y más tarde paseó en el Distrito Federal: el Museo de Antropología, Bellas Artes, los murales de Palacio Nacional, los de San Ildefonso, la Plaza Garibaldi, Chapultepec, etcétera".

—Entonces ¿tú podrías ser la primera dama de Bolivia? –le preguntó a María que no ha dejado de sonreír.
Como es presidente, ya no responde

—Eso ya pasó. Hasta ahora nos llamábamos por teléfono pero desde que es presidente ya no me lo pasan, ya de presidente ya no. Ya estamos distanciados.

—¿Y sigues enamorada de él?

—Ya no tanto.

—¿No te vas a casar con otro aunque no sea presidente de Bolivia?

—No sé.

—¿Cuántos años tienes?

—Ya 49.

—(Habla Guadalupe Segovia) Es que María es tranquila, es ahorrativa, es inteligente, es disciplinada, tiene un carácter precioso.

María me sonríe y me llama prodigiosamente la atención su relato contado con tanta tranquilidad y tan seguridad en si misma. Ninguna niña bien lo haría. Por lo visto, el recuerdo de Evo Morales la fortalece y cuenta su historia de amor con toda naturalidad. Es uno de sus tesoros.

Cierro el álbum de fotos y se lo devuelvo. No me atrevo a pedirle una foto, soy mala periodista. Y escucho a su lado a una mujer decir: "Estamos en esta plaza nuestra, de nuestro pueblo, con la venia de nuestra Constitución para explicar nuestro sentir". Algunas mujeres se acercan y me dicen a propósito de Andrés Manuel: "Cuídelo mucho, qué no nos deje en la orfandad". Lucinda Ruiz Posada pregunta para que no decaiga el ánimo:

—¿Quién se sabe la canción de La Valentina?"

Fuente: www.jornada.unam.mx
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