martes, octubre 03, 2006

Torop entrevista a Lotman. Parte III



Peeter Torop.

Sí, usted está hablando desde el punto de vista de las ideas. Pero hay otro aspecto: en la ciencia es muy importante la personalidad, es muy importante el liderazgo. Estoy plenamente convencido (quizás me equivoque, ya que es la primera vez que hablo con usted acerca de este tema), para mí, la 'Escuela de Tartu' y Lotman son sinónimos. Yo no tengo ningún culto a Lotman. Siempre le he leído de forma crítica, aunque usted es un Maestro con letras mayúsculas. Pero para mí la 'Escuela' está indivisiblemente unida con su personalidad. Es muy difícil hablar sobre este tema precisamente con usted, pero me gustaría saber, ¿hasta qué punto la existencia y el desarrollo de una escuela, al parecer de cualquier escuela científica, en su opinión, puede estar unida con una sola personalidad?

Iuri Lotman.

Los destinos de las personas en la historia, y de los adelantos científicos, son totalmente impredecibles. Si la dirección general puede, de alguna forma, suponerse, tomando en consideración tendencias potenciales distintas (como resultado de diferentes explosiones y descubrimientos), la aparición de una persona insustituible no es posible predecirla. Y eso ya como Dios quiera. Puede considerar esto una metáfora o puede considerar que lo dicho es simplemente un caso (eso ya no es importante); pero un caso tampoco es tan casual, diría yo. Es tan disperso, deja un campo tan grande de elección que a través de él se pueden conseguir muchas cosas. Pero, es impredecible. Yo creo que si hay alguna idea de las nuevas que realmente tenemos en nuestras manos, una de ellas, me parece que la más importante, es la idea del sentido histórico, científico o de algún otro significado, de la impredecibilidad; la impredecibilidad como objeto científico.
Hasta ahora, o bien considerábamos que no existía la impredecibilidad, siguiendo a Hegel, o bien suponíamos que si existe se encuentra más allá de los límites de la ciencia. Esto era lo que daba a nuestra ciencia una extensión muy pequeña. Y en esencia la ciencia recibía una débil reproducción de la realidad. Lo impredecible, o lo casual, si esta palabra le gusta más, cuyo mecanismo, por cierto, es uno de los principales objetos de la ciencia, incorpora de una forma totalmente nueva en la ciencia el papel del arte. Porque si la ciencia de alguna forma está orientada hacia lo predecible, por lo menos hasta ahora así lo estaba, sin embargo, el arte estuvo siempre orientado hacia lo impredecible. Por eso pienso que ahora ocurre una cosa muy curiosa: es como si estuviéramos ante una estética de la ciencia. La ciencia puede que se apropie de algunos principios de lo artístico, no en cuanto a los métodos, no para decirlo todo de una forma más bonita. Esta es una idea muy vulgar sobre la ciencia, eso de que sea una forma de hablar bien, una forma de decir bien lo que se puede decir simple y sencillamente. Y esto hay que subrayarlo porque esa idea totalmente escolar sobre la ciencia, sobre el arte, perdóneme, se mantiene con demasiada fuerza. El arte no es ninguna florecita bonita. Es otra forma de pensar, otro sistema de modelación del mundo. En esencia, es la creación de otro mundo paralelo a nuestro mundo. Nosotros podemos vivir en la ciencia, en el mundo, que se crea según el modelo de la ciencia, y podemos vivir en el mundo que se crea según el modelo del arte. Pero, de hecho, vivimos en un mundo que se crea sobre la unidad conflictiva de estos dos modelos. Y de aquí que exista un nivel diferente de predecibilidad, un significado diferente de impredecibilidad, un significado también distinto del talento. ¿Comprende? ¡De qué forma tan amarga se reiría Hegel si empezáramos a hablar ahora del papel del talento en la historia! Y, sin embargo, a fin de cuentas, todo se reduce a lo siguiente: tenemos una enorme masa de gente que ha poblado la tierra, y que puede ser que la siga poblando. ¿Esto qué es? ¿Una masa de seres aislados, que viven sólo para apropiarse de un espacio determinado y un derecho a la vida? ¿O esta masa de seres aislados son un método de descripción, otro ser y otro método de descripción? De esta forma, ni un sólo método de descripción excluye a otro. Estos métodos, gracias a una tensión recíproca, forman una tercera idea. Y bien, yo pienso que si esta hipótesis no es absurda, entonces la dirección por la que ha empezado a andar la 'Escuela de Tartu' tiene cierto sentido.

Fuente: véase partes I y II, abajo.
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