Armand Mattelart en México
Mattelart: se convirtieron medios en gran elector.
Están por encima de millones de votantes; el comunicólogo prevé gran ''rebelión social''.
DAVID CARRIZALESMonterrey, NL, 8 de noviembre.
Los medios de comunicación han concentrado tanto poder económico y político que en muchos países se han convertido en los grandes electores, por encima de los millones de ciudadanos que son inducidos a votar contra sus propios intereses, afirmó Armand Mattelart."El problema es que los medios de comunicación producen finalmente un individuo que se somete voluntariamente, por eso es que la respuesta es un poco alejarse de los medios tradicionales, que son uno de los principales pilares del sistema establecido", dijo el ensayista originario de Bélgica, pero vinculado desde hace muchos años con Latinoamérica.Mattelart expuso en entrevista con La Jornada, durante su visita a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), que no obstante ese predominio de medios que sólo velan por la conservación de un sistema que favorece a unos cuantos, es completamente paradójico que haya cada vez más grupos de intelectuales y críticos de esa realidad."Pienso que no es una utopía creer que en algún momento habrá una masa suficientemente crítica como para cambiar esta situación, si no, iríamos hacia un mundo donde las tecnologías sólo van a agravar las tendencias de segregacionistas en todos los sentidos."Insistió en que no se trata de una utopía, porque hoy día existen muchas formas de rebelión que hace unos años eran impensables y, además, hay fuentes de crítica que muestran, frente al enclaustramiento de las clases dominantes en sus guetos y en sus medios, a miles, a millones de seres humanos que no aceptan más esta situación, y los hay en todo el planeta.Este cambio se dará tarde o temprano "sin repetir las viejas esperanzas mesiánicas de que hemos encontrado la categoría redentora. La cuestión es que hay elementos que hacen que cada uno, inclusive el lumpen, o precisamente por ello, cobra conciencia de que no puede seguir así y a veces toma formas incluso extremas, para cambiar el orden de las cosas".Para tranquilidad de quienes producen información e investigación y son acosados desde el poder, la sociedad empieza a formar otros actores que desean intervenir y no quieren mediadores, agregó."Creo que hemos llegado a un momento histórico, y en todo el mundo hay un sentimiento de que los medios han adquirido un poder político y económico excesivo, y eso pasa, necesariamente, por la adquisición de mayor conciencia política de los ciudadanos, a menos que seamos lobotomizados, y no lo somos", señaló Mattelart, quien trabajaba como investigador en Chile, de donde fue expulsado poco después del golpe militar contra Salvador Allende, en 1973.Precisó que hoy hay respuestas para cambiar las reglas del juego, "el gran problema es que estas propuestas son objeto de flujos y reflujos, de fracasos y éxitos menores, como se vio en México con la llamada ley Televisa, y se aprecia también con la prepotencia que asume la televisora O'Globo y, en general, el "establishment mediático en Brasil".En todo el mundo, dijo, hay una alianza entre el poder político y el poder económico, y ante eso, "pienso que la única respuesta es la conciencia de la gente, no creo que se pueda hacer de otra manera".Añadió que hoy las clases dominantes dicen que vamos hacia una sociedad del conocimiento, pero "si realmente quieres crear una sociedad del conocimiento para todos y por todos, lo que debe cambiarse es el estatuto del intelectual, del universitario y del periodista, porque si no cambian las condiciones de poder y del conocimiento, lo que haremos es reproducir el principio de la concentración mediática en el conocimiento, y todo se constreñirá a una visión utópica, que se limita a la teoría de la conectividad".Es extremadamente difícil movilizar a grandes sectores de la sociedad sobre este tema, agregó; "pienso que va a tomar tiempo, esto es como todas las luchas culturales donde se rompe con esquemas anteriores."Lo que es claro es que quienes luchan en contra de la concentración, son grupos que desde hace mucho tiempo han incursionado en ese campo, por ejemplo el periodismo alternativo y la radio comunitaria, que son medios que han revelado que otra práctica mediática es posible."Internet, señaló, es un elemento muy importante en la comunicación alternativa, pero tampoco debe tomarse como la única. "El problema es complejo, porque representa ir en contra del pensamiento que plantea que si se domina la técnica se va a encontrar la solución. Esto es más bien lo que yo llamo la teoría de la conectividad o la ideología espontaneísta de la conectividad."Creo que hay que apoyarse en la posibilidad técnica que tienen las nuevas generaciones para apropiarse de Internet, pero no hay que tomar ese medio como un paraíso, porque los contenidos democratizantes no son legión, hay mucha basura en la red."Eso implica muchas cosas, como crear una apropiación de todas las instituciones que tienen a su cargo la formación de la gente. Por ejemplo, la universidad, que no es sólo para adquirir un saber técnico, sino para que las personas confieran su lógica a la máquina, y no al revés", concluyó Mattelart.
Están por encima de millones de votantes; el comunicólogo prevé gran ''rebelión social''.
DAVID CARRIZALESMonterrey, NL, 8 de noviembre.
Los medios de comunicación han concentrado tanto poder económico y político que en muchos países se han convertido en los grandes electores, por encima de los millones de ciudadanos que son inducidos a votar contra sus propios intereses, afirmó Armand Mattelart."El problema es que los medios de comunicación producen finalmente un individuo que se somete voluntariamente, por eso es que la respuesta es un poco alejarse de los medios tradicionales, que son uno de los principales pilares del sistema establecido", dijo el ensayista originario de Bélgica, pero vinculado desde hace muchos años con Latinoamérica.Mattelart expuso en entrevista con La Jornada, durante su visita a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), que no obstante ese predominio de medios que sólo velan por la conservación de un sistema que favorece a unos cuantos, es completamente paradójico que haya cada vez más grupos de intelectuales y críticos de esa realidad."Pienso que no es una utopía creer que en algún momento habrá una masa suficientemente crítica como para cambiar esta situación, si no, iríamos hacia un mundo donde las tecnologías sólo van a agravar las tendencias de segregacionistas en todos los sentidos."Insistió en que no se trata de una utopía, porque hoy día existen muchas formas de rebelión que hace unos años eran impensables y, además, hay fuentes de crítica que muestran, frente al enclaustramiento de las clases dominantes en sus guetos y en sus medios, a miles, a millones de seres humanos que no aceptan más esta situación, y los hay en todo el planeta.Este cambio se dará tarde o temprano "sin repetir las viejas esperanzas mesiánicas de que hemos encontrado la categoría redentora. La cuestión es que hay elementos que hacen que cada uno, inclusive el lumpen, o precisamente por ello, cobra conciencia de que no puede seguir así y a veces toma formas incluso extremas, para cambiar el orden de las cosas".Para tranquilidad de quienes producen información e investigación y son acosados desde el poder, la sociedad empieza a formar otros actores que desean intervenir y no quieren mediadores, agregó."Creo que hemos llegado a un momento histórico, y en todo el mundo hay un sentimiento de que los medios han adquirido un poder político y económico excesivo, y eso pasa, necesariamente, por la adquisición de mayor conciencia política de los ciudadanos, a menos que seamos lobotomizados, y no lo somos", señaló Mattelart, quien trabajaba como investigador en Chile, de donde fue expulsado poco después del golpe militar contra Salvador Allende, en 1973.Precisó que hoy hay respuestas para cambiar las reglas del juego, "el gran problema es que estas propuestas son objeto de flujos y reflujos, de fracasos y éxitos menores, como se vio en México con la llamada ley Televisa, y se aprecia también con la prepotencia que asume la televisora O'Globo y, en general, el "establishment mediático en Brasil".En todo el mundo, dijo, hay una alianza entre el poder político y el poder económico, y ante eso, "pienso que la única respuesta es la conciencia de la gente, no creo que se pueda hacer de otra manera".Añadió que hoy las clases dominantes dicen que vamos hacia una sociedad del conocimiento, pero "si realmente quieres crear una sociedad del conocimiento para todos y por todos, lo que debe cambiarse es el estatuto del intelectual, del universitario y del periodista, porque si no cambian las condiciones de poder y del conocimiento, lo que haremos es reproducir el principio de la concentración mediática en el conocimiento, y todo se constreñirá a una visión utópica, que se limita a la teoría de la conectividad".Es extremadamente difícil movilizar a grandes sectores de la sociedad sobre este tema, agregó; "pienso que va a tomar tiempo, esto es como todas las luchas culturales donde se rompe con esquemas anteriores."Lo que es claro es que quienes luchan en contra de la concentración, son grupos que desde hace mucho tiempo han incursionado en ese campo, por ejemplo el periodismo alternativo y la radio comunitaria, que son medios que han revelado que otra práctica mediática es posible."Internet, señaló, es un elemento muy importante en la comunicación alternativa, pero tampoco debe tomarse como la única. "El problema es complejo, porque representa ir en contra del pensamiento que plantea que si se domina la técnica se va a encontrar la solución. Esto es más bien lo que yo llamo la teoría de la conectividad o la ideología espontaneísta de la conectividad."Creo que hay que apoyarse en la posibilidad técnica que tienen las nuevas generaciones para apropiarse de Internet, pero no hay que tomar ese medio como un paraíso, porque los contenidos democratizantes no son legión, hay mucha basura en la red."Eso implica muchas cosas, como crear una apropiación de todas las instituciones que tienen a su cargo la formación de la gente. Por ejemplo, la universidad, que no es sólo para adquirir un saber técnico, sino para que las personas confieran su lógica a la máquina, y no al revés", concluyó Mattelart.
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